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Los calambres musculares pueden aparecer en el momento menos esperado: durante la noche, al hacer ejercicio o incluso estando en reposo. Ese dolor intenso y repentino que inmoviliza la zona no siempre es casual. En muchos casos, su origen está en una deficiencia de minerales esenciales que el cuerpo necesita para funcionar correctamente.
Cuidar la alimentación y mantener una buena hidratación son los primeros pasos para evitar estos espasmos que afectan tanto el descanso como el rendimiento físico.
Por qué ocurren los calambres musculares
Los especialistas coinciden en que uno de los factores más frecuentes detrás de los calambres es la falta de magnesio, un mineral que interviene en la relajación muscular y evita las contracciones involuntarias. Cuando sus niveles bajan, los músculos se vuelven más propensos a tensarse y doler.

La carencia de magnesio, potasio o calcio puede alterar el equilibrio del sistema nervioso y generar esos espasmos repentinos. Mantener niveles adecuados de estos tres elementos es clave para conservar la salud muscular y prevenir molestias.
Cuáles son los alimentos ricos ideales para evitar los calambres
Una dieta equilibrada es la mejor herramienta para evitar los calambres. El magnesio se encuentra en alimentos como espinacas, legumbres, frutos secos, cereales integrales y brócoli, todos ellos excelentes fuentes naturales de este mineral.
El potasio, presente en frutas como el plátano, el melón y la naranja, ayuda a regular la contracción muscular y la función del sistema nervioso. Por su parte, el calcio, abundante en leche, yogur y quesos, no solo fortalece los huesos, sino que también mejora la respuesta muscular ante el esfuerzo.
Entre los alimentos más completos destaca el brócoli, que aporta una combinación equilibrada de magnesio, potasio y calcio, además de tener propiedades antiinflamatorias. Incluirlo con frecuencia en la dieta puede reducir notablemente la aparición de calambres nocturnos o durante el ejercicio.
A su vez, mantener una hidratación adecuada es fundamental para conservar el equilibrio de electrolitos. Los expertos recomiendan beber entre 1,5 y 2 litros de agua diarios, realizar estiramientos suaves antes de dormir o entrenar y moderar el consumo de alcohol y productos ultraprocesados.
Cuándo consultar a un especialista
Si los calambres se vuelven recurrentes o el dolor es intenso, es importante acudir a un médico o nutricionista. Detrás de esos episodios puede haber un déficit nutricional, una mala circulación o incluso una condición médica que requiera tratamiento.












