

La ciencia ha encontrado la forma de descubrir a los atletas que hacen trampa usando hormonas para mejorar su rendimiento. Investigadores del Imperial College, en Londres, y de la Universidad de Nottingham, han desarrollado un método para diferenciar entre la testosterona –como se denomina la hormona sexual masculina– que se produce de manera natural y la que ingresa al organismo a través de métodos artificiales.
La testosterona es una hormona poderosa, esencial para el desarrollo de los músculos y los glóbulos rojos de la sangre, y para la rápida recuperación después de una enfermedad o una herida. El problema es que la que produce naturalmente el cuerpo es químicamente idéntica a la producida artificialmente, excepto por las cantidades que tienen de dos distintos tipos de átomos de carbono. Había métodos para detectar las diferencias, pero la hormona es químicamente agresiva y dañaba el equipo de diagnóstico. Ahora eliminaron las partes agresivas dejando intacta el resto de la molécula. Con lo que se podrá determinar si la hormona es propia o producida en un laboratorio.










