La imagen de Greenpeace generalmente está asociada a un grupo ecologista enfrentado sistemáticamente con las empresas. Como en aquel aviso en el que un pequeño bote de goma se interponía en el camino de un poderoso buque con desechos. Sin embargo, la organización busca modificar ese concepto, con otro acercamiento a las compañías.

Eso sucede en este momento en la fábrica de Autosal, en la localidad puntana de Villa Mercedes. Allí se están produciendo las primeras heladeras y freezers ecológicos de toda América, bajo las marcas Koh-i-noor y Columbia. En cuestión de semanas, las 200 unidades que esta Pyme fabrica diariamente tendrán incorporada la tecnología Greenfreeze, es decir que sus sistemas de refrigeración o aislación no albergarán gases que dañen la capa de ozono. Esta innovación desarrollada por Greenpeace en 1992 jamás fue patentada, ya que su objetivo es propiciar el libre acceso. Para reconvertirse a esta tecnología verde, Autosal invirtió 1,5 millón de dólares, de los cuales u$s 800.000 fueron subsidiados por el Protocolo de Montreal.

Actualmente, los principales productores de heladeras de Europa, Asia y Australia utilizan gases inocuos. De hecho, el año pasado se lanzaron unas 100 millones de unidades en todo el mundo bajo la modalidad Greenfreeze. En cambio, en Estados Unidos se siguen utilizando sustancias dañinas para el medio ambiente, al igual que en Brasil, que abastece el 50% del mercado argentino. Este año se vendieron en el país unas 300.000 heladeras y freezers.

Autosal es una empresa familiar de capitales nacionales, que en 2002 vendió 20.000 unidades, cifra con la que obtuvo el 12% del mercado. El proyecto de sustitución por Greenfreeze había sido encarado por cuatro compañías, pero sólo el de Autosal sobrevivió.

“Si una Pyme nacional como Autosal pudo emprender este desafío, no existe ninguna excusa para que las grandes, como Bosh, Electrolux y Whirlpool, que fabrican con esta tecnología en Europa, se sigan resistiendo a aplicarla en América latina , opina Mariana Walter, coordinadora de Propuestas de Greenpeace. A su vez, Ricardo Canevaro, director de Autosal, cree que “la aceptación será buena, ya que entre una heladera ecológica y una contaminante, los consumidores optarán por la nuestra .