En la provincia de Tungurahua, a 180 kilómetros de Quito y a sólo 35 de la ciudad de Ambato, conocida como "el jardín del Ecuador", se sitúa uno de los puntos más turísticos del país andino: Baños de Agua Santa. Se trata de una ciudad emplazada en un valle, entre cascadas y aguas termales, junto al imponente volcán Tungurahua, "el gigante negro", que alcanza los 5016 metros y se encuentra activo desde 1999. Por estar ubicada entre los Andes y la Amazonia ecuatoriana, Baños goza de un clima primaveral durante todo el año, con una temperatura promedio de 18°C que hace que cualquier estación sea adecuada para visitarla.

Si bien es considerada una ciudad-spa por sus piletas de aguas termales y la inmensa cantidad de terapias corporales que ofrecen sus hoteles y casas especializadas, desde hace años los visitantes que llegan a Baños lo hacen en busca de algo muy distinto: aventura.

Entre las actividades más populares en este destino se encuentra el downhill o descenso de montaña en bicicleta. Uno de los posibles recorridos es por la carretera que conecta Baños con la ciudad de Puyo a través de un camino en el que se vislumbran las distintas cascadas hasta llegar a la más impactante: el Pailón del Diablo. Para observarla más de cerca se debe descender por un sendero señalizado y rodeado de orquídeas, hortensias y vegetación semi-selvática, que llega hasta un puente colgante en el filo mismo de la cascada, desde donde se aprecian los tres estratos de vegetación: herbáceo, arbustivo y arbóreo. Asimismo, como el agua desciende a lo largo de una formación rocosa, es posible ingresar a una grieta natural ("grieta al cielo") desde la cual se puede observar la cascada "desde atrás".

Deportes acuáticos

Para aquellos que disfrutan de los deportes acuáticos, en el río Pastaza, al este de la ciudad, se puede realizar rafting; mientras que en el río Topo la estrella es el kayaking ya que, según los expertos, es uno de los mejores ríos del mundo para realizar este deporte, sumado a la belleza del entorno y su grandiosa biodiversidad.

Otras dos alternativas bien aventureras son las escaladas y el canyoing, un deporte de aventura que se practica en los cañones o barrancos de los ríos, que permite descender por cascadas atados a una cuerda, lógicamente bajo la supervisión de un guía. Por último, para los que no sufren de vértigo, el canopy es sin lugar a dudas una experiencia inolvidable ya que permite deslizarse suspendido en un cable que cruza una quebrada, un río, o mismo entre las copas de los árboles.

Claro que al final de un día de deportes extremos es un buen momento para conocer esa faceta relajante de la ciudad que últimamente quedó relegada pero va muy bien de la mano de toda esa adrenalina que Baños ofrece en un marco natural inigualable: disfrutar de sus aguas relajantes. z we