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El gobierno de Donald Trump planea realizar una reestructuración interna en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en medio de tensiones por el bajo número de arrestos migratorios, según revelaron fuentes cercanas a la administración.

La decisión llega tras meses de frustración en la Casa Blanca, que habría fijado una meta de 3.000 detenciones diarias a principios de este año.

Trump quiere más arrestos: la ofensiva migratoria enfrenta resistencia interna

A pesar de haber incrementado la actividad operativa, ICE no logró cumplir el objetivo impuesto por el Ejecutivo, lo que habría generado malestar entre los altos mandos y derivado en la evaluación de cambios profundos en la estructura de la agencia.

Según trascendió, al menos una docena de directores de oficinas regionales podrían ser reemplazados o reasignados por no cumplir con las expectativas del Gobierno. En total, ICE cuenta con 25 oficinas de campo en todo el país.

La portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, señaló que "aunque no hay cambios de personal para anunciar en este momento, el Gobierno de Trump sigue enfocado en obtener resultados y en remover a extranjeros ilegales criminales y violentos de este país".

El ICE bajo presión y en la mira del Gobierno: reemplazos y movimientos internos

Desde que Trump asumió la presidencia en enero, la política de deportaciones masivas se convirtió en uno de los ejes más polémicos de su gestión. La agencia fue blanco de críticas tanto desde dentro de la administración, por supuestamente no actuar con suficiente firmeza, como desde organizaciones defensoras de derechos humanos y legisladores demócratas, que denuncian abusos y excesos.

En respuesta a los cuestionamientos, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) desplegó a agentes de la Patrulla Fronteriza para reforzar los operativos en el interior del país. Estos equipos han protagonizado enfrentamientos con manifestantes y acciones que, según críticos, marcan una nueva etapa de endurecimiento migratorio en ciudades gobernadas por demócratas.

Fuentes consultadas indicaron que parte del plan incluiría designar a funcionarios de la Patrulla Fronteriza al frente de oficinas clave del ICE, un movimiento que generó preocupación entre especialistas por el riesgo de superponer funciones operativas distintas.

Entre los nombres más destacados figura Gregory Bovino, jefe de patrulla del sector El Centro, quien lideró los operativos de la administración en Chicago y fue elogiado por la Casa Blanca por su "eficiencia y compromiso".

Actualmente, más de 1.500 agentes de la Patrulla Fronteriza colaboran con ICE en la aplicación de las leyes migratorias dentro de Estados Unidos, lo que representa uno de los despliegues más amplios en la historia reciente de ambas agencias.