Mantener el interés de los clientes y lidiar con las contingencias laborales que complican al sector son hoy las dos tareas que concentran la atención de Claudio Cerini. Desde hace más de cuarenta años, dirige una cadena de peluquerías que creció hasta sumar nueve salones y más de 700 empleados, y que apuesta a controlar precios y absorber parte de los aumentos para no perder terreno en el contexto económico actual. El empresario reconoció en diálogo con El Cronista, que las demandas laborales suelen ser desproporcionadas y golpean a muchos salones. Por eso, valora las nuevas regulaciones que buscan reducir multas excesivas que son necesarias para equilibrar la relación entre empleadores y empleados y favorecer la generación de empleo genuino. Cerini observa que, pese al contexto económico, la demanda en los salones se mantiene estable, ya que la recuperación del consumo se apoya en el regreso de actividades fuera del hogar, como salidas gastronómicas y eventos sociales, que impulsan la visita a las peluquerías. "Cuando la gente vuelve a salir, a encontrarse, a celebrar, quiere verse bien. Ese es el motor que nos mantiene trabajando con energía", sostiene. También subraya que el crecimiento del sector debe ir acompañado de prácticas responsables, desde la optimización del uso de insumos hasta la incorporación de productos y procesos más sustentables, una tendencia que, asegura, gana terreno entre clientes y profesionales. Cerini se sumó recientemente a Hairstylist For The Future, el programa de L'Oréal Groupe que busca recortar el consumo de agua y energía y mejorar la gestión de residuos en la industria. El plan incluye medir la huella de carbono, instalar luminarias LED, optimizar el uso de agua y avanzar en el reciclado de materiales. "No podemos pensar solo en la moda del momento; tenemos que pensar en el planeta, porque un salón que cuida sus recursos también cuida a las próximas generaciones", reflexiona. Según cifras de L'Oréal, los salones certificados en el país redujeron en promedio un 23% el uso de energía, un 21% el consumo de agua y aumentaron un 42% la separación de reciclables. "No hay plan B. Todos tenemos que contribuir a que la vida sea mejor para todos", concluye el estilista. La marca logró mantenerse estable aun habiendo pasado por tres crisis, entre ellas la hiperinflación de 1989, el colapso económico de 2001 y la pandemia. Cerini remarca que esos momentos exigieron temple y una gestión responsable para cuidar a sus empleados que hoy forman parte del equipo. Además, cuenta que esa experiencia les dio claridad para sostener un rumbo firme y apostaron a una propuesta clásica con un toque moderno. "Cada crisis nos obligó a reinventarnos, pero también a reafirmar lo que nos hace únicos. Lo importante fue no perder el foco ni dejar de cuidar a la gente que trabaja con nosotros", recuerda. Las contingencias laborales representan hoy el principal desafío del sector, un problema recurrente que afecta a peluquerías de todo el país; sin embargo, el empresario exclama que las nuevas regulaciones destinadas a reducir multas excesivas son necesarias para mejorar la situación de empleadores y empleados y señala que lograr ese equilibrio ayuda a generar empleo genuino. La marca impulsa el desarrollo de Cerini Beauty, su unidad de venta online y física que comercializa los productos que se usan en sus salones. El proyecto, que nació durante la pandemia, ya cuenta con tres locales y se convirtió en una nueva línea de negocio. Además, están avanzando en la ampliación de la escuela de formación, que sumará 100 metros cuadrados y un nuevo auditorio para capacitar a futuros estilistas. Hoy el 60% del staff se formó allí y el objetivo es que el porcentaje llegue al 80% para fin de año.