Degas, un artista que sigue vigente pese a que sus obras cotizan en baja

En la última década no aparecieron obras importantes de su autoría y sus precios promedio bajaron 31%. Aquí hay pocos de sus trabajos

Una de las primeras obras que entraron a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes fue un Arlequín realizado por Edgar Degas y donado por el presidente Aristóbulo del Valle. Pocas son las obras que hay de este genio en nuestro país, y la colección más grande era la que tenía Mercedes Santamarina en su departamento del Edificio Estrugamou, en la calle Juncal. Su comedor tenía ocho carbonillas y en su living estaba una de las cinco obras más importantes del autor que hoy, junto con las otras, se encuentra en el Museo Nacional, y por suerte con el cargo que no pueden salir bajo ninguna circunstancia de allí.
Las Bailarinas en rosa y amarillo es una obra capital del artista y mi preferida de todas las del Museo y no me canso de disfrutarla en la Planta Baja del mismo.
Degas (1834-1917) tuvo siempre un buen pasar y fue parte de las exposiciones impresionistas que comenzaron en 1874. Ese año falleció el padre y se enteró que tiene grandes deudas, por lo que vendió su colección de grandes maestros en remate. Tenía obras de El Greco, Delacroix, Cézanne, Gauguin, Van Gogh, Ingres y Manet, entre otros.
Era uno de los pocos cuyas obras eran aceptadas en el Salón Oficial de París, que era aquello que consagraba a los artistas y ya con 30 años expone allí, toda una rareza. Siempre tuvo problemas en la visión y terminó casi ciego y en los últimos cinco años de su vida, lapso en el que no pudo pintar nada.
Fue uno de los pocos que pudo vivir de sus ventas y también realizó esculturas en cera. Sólo una de ellas la fundió en vida, y fue La Bailarina de 14 años. De las 75 esculturas inéditas que se encontraron tras su muerte, el gobierno francés y los herederos de Degas decidieron fundirlas en cantidad de 26 bronces cada una y en el Metropolitan de Nueva York, y en el Museo Norton Simon de Pasadena, California, se puede ver la totalidad de la colección.
Algunas se pueden observar en Buenos Aires ya que en septiembre de 1934 se realizó una exposición en la Galería Müller, en la calle Florida 935, en el centenario del nacimiento del artista. Allí se expusieron 25 bronces fundidos por Hebrard, un óleo, 10 pasteles, 20 dibujos y 13 grabados. Era una gran apuesta del marchand, que ante la crisis en Europa lograba que le dieran en consignación obras de calidad, al mes siguiente realizó una exposición de Pablo Picasso, la primera que se realizó en América.
El precio máximo en venta en subastas de su obra ha sido la misma obra que fue vendida en 1999 en u$s 25 millones y luego en u$s 33 millones en 2008. Se trata de un pastel de 59x64 titulado Bailarina en Reposo, realizada en 1879.
En total hay 11 obras de su autoría que han superado los u$s 10 millones, todas pasteles a excepción de cuatro que son su famosa escultura de la Bailarina de 14 años por la que se han pagado entre u$s 17 millones y u$s 10,5 millones. No creemos que quede ninguna en manos privadas y todas se encuentran en Museos.
En la última década, no han aparecido obras importantes de su autoría y su cotización promedio ha bajado un 31%. Se venden unas 75 obras promedio por año, la mayoría grabados que representan el 1% de su volumen de venta, que está en los u$s 30 millones anuales. El 60% de las ventas son pasteles, un 26% bronces y un 9% son óleos.
Algunas de sus esculturas están sin terminar y han sido fundidas con buen criterio, sin ser terminadas por manos extrañas. Algunos de sus caballos en bronce se han llegado a pagar u$s 3,7 millones, y las distintas esculturas de figuras femeninas, tanto en desnudos como bailarinas, se pagan un promedio de un millón de dólares.
Es el artista más importante que ha trabajado el pastel, y algunos de sus óleos, generalmente pequeños, son verdaderas joyas.
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