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En la provincia de Jaén, dentro del término municipal de Quesada y en pleno Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, se ubica Tíscar, una aldea de montaña con solo cuatro habitantes que alberga la Cueva del Agua, una gruta con cascadas, y el Santuario de la Virgen de Tíscar.

Este enclave, situado a más de 1.200 metros de altitud, atrae a senderistas, peregrinos y viajeros interesados en descubrir una parte poco conocida pero profundamente simbólica de Andalucía oriental. El lugar combina paisajes ideales para una escapada, historia de la Reconquista y una tradición religiosa que sigue viva en cada rincón.

Tíscar: la aldea de Jaén donde se unen historia, religión y naturaleza

La aldea de Tíscares un punto clave en la historia de Jaén y de Andalucía. A pesar de contar con solo cuatro habitantes censados, su importancia es notable gracias a tres elementos fundamentales, el Santuario de la Virgen de Tíscar, la Cueva del Agua y los restos del Castillo de Tíscar.

Todos estos elementos se encuentran integrados en un entorno montañoso que ha sido, durante siglos, punto de peregrinación y escenario de leyendas.

El santuario, construido en el siglo XVI, es un lugar de referencia religiosa en la comarca de Cazorla. La imagen de la Virgen de Tíscar, conocida como la "Virgen Invencible", tiene origen en una leyenda del año 1319, cuando supuestamente se apareció en la cueva al alcaide musulmán Mahomad Abdón.

La misma cueva es hoy un atractivo natural con cascadas de hasta 20 metros, travertinos, estalactitas y especies vegetales únicas. Además, los restos del castillo, con su torre vigía, la Atalaya del Infante Don Enrique, permiten entender la relevancia estratégica que tuvo el lugar durante la Edad Media.

Cómo visitar la Cueva del Agua en la aldea de Tíscar, Jaén

Visitar la Cueva del Agua, en la aldea jiennense de Tíscar, es una experiencia que combina naturaleza y espiritualidad en un entorno único de la Sierra de Cazorla.

El acceso es gratuito y puede hacerse por carretera desde el municipio de Quesada, tomando la vía que conecta con Pozo Alcón, donde se aprecian además las formaciones de la Falla de Tíscar. Es recomendable llevar calzado adecuado, ya que el terreno dentro de la gruta es húmedo y algo resbaladizo.

La mejor época para recorrerla es durante la primavera o el otoño, cuando el caudal del río Tíscar alimenta las cascadas que recorren el interior de la cueva.

En días de lluvia, el acceso puede complicarse debido a la acumulación de agua, por lo que conviene consultar el estado del camino antes de iniciar la ruta. Aunque no se requiere reserva ni entrada, es fundamental respetar el entorno natural, ya que se trata de un espacio protegido por la Junta de Andalucía por su valor geológico y ecológico.