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Solo cuando la evidencia muestra que la crisis se fue de las manos, el presidente Alberto Fernández y el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, tomaron contacto telefónico para discutir el estado de situación de los trabajos que brigadistas locales y de otros distritos están haciendo para detener los incendios que consumieron más del 10% del territorio provincial.
El llamado entre el Presidente y el mandatario litoraleño marcó el estado de deterrioro de la relación con una administración de signo político contrario. Y dio lugar también para el pase de facturas contra Juan Cabandié, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, al que otra crisis del fuego encuentra con una controvertida performance.
El viernes, luego de que Valdés decretara el desastre en la provincia, Fernández se contactó con Corrientes para asegurar ayuda que, hasta ahora, no estaba sucediendo. Desde el sábado, desde la gobernación notaron que "comenzó a notarse la llegada de ayuda" y que algo cambió. "Ahora hay voluntad política; tardía, pero la hay, lo que es mejor que estar mirándose el ombligo", notaron con cierto fastidio.
Del contacto de Fernández con Valdés se determinó que el Gobierno nacional destinará $ 500 millones para asistir a productores de Corrientes afectados por los incendios en la provincia, a través de un fondo que administra el ministerio de Desarrollo Productivo.
De todos modos, parece poco de acuerdo a las estimaciones preliminares del impacto económico de la catástrofe ígnea, y de allí que el vicejefe de gabinete de la Nación, Jorge Neme, blanqueara que hay gestiones con organismos financieros multilaterales para abrir líneas especiales hacia la Provincia.
La celeridad de la reacción posllamado contrasta con la actitud que le endilgan tanto en la Casa Rosada como en Corrientes al ministro Cabandié. El dirigente de La Cámpora, muy cercano a Máximo Kirchner, se refugió en señalar que advirtieron la quema intencional de pastizales desde enero y que ni la Justicia ni la Provincia actuaron a tiempo en el pedido de ayuda. Sin embargo, la gobernación reveló gestiones oficiales hace un mes ante Cabandié solicitando ayuda.

Un ministro -por ahora- con banca
La gestión de Cabandié hace rato que está en la cuerda floja. Cuando la derrota electoral precipitó una crisis que terminó con la renuncia de varios funcionarios, Fernández evitó purgar de su equipo un dirigente del riñón cristinista. Aunque ahora el Presidente le puso marca personal.
Al regreso de su gira, Fernández promovió a su asesora, Cecilia Nicolini, como secretaria para el Cambio Climático. Aunque subordinada a Cabandié, Nicolini llega con línea directa al Presidente y promete condicionar la gestión del secretario de Control y Monitoreo Ambiental, y virtual viceministro, Sergio Federovisky.
Sin embargo, Cabandié resiste con banca de La Cámpora. No es momento de ajustar cuentas, ya que la Casa Rosada intenta por todos los medios conciliar con Máximo Kirchner en aras de sumar apoyo para ratificar en el Congreso el acuerdo con el FMI. Un desplazamiento, en medio de la crisis, además de ser comidilla para la oposición, rompería la tregua
Entretanto, ante la gravedad de la situación, la oposición al Gobierno, aliada al mandatario radical de Corrientes, puso en marcha un operativo de ayuda que buscaron mostrar como una contraposición a la supuesta inacción nacional.
El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, envió 22 brigadistas, herramientas y vehículos para contener la quema correntina, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dispuso una misión de más de 50 personas con personal de Bomberos y Emergencias, a bordo de 15 móviles, entre camiones, camionetas, un autobomba y un camión cisterna. Incluso la embajada de Estados Unidos recibió un pedido de asistencia.
Las pérdidas totales están estimadas en $ 26.000 millones, según la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes.













